Campo el Ñato tuvo otra noche consagratoria en el cierre de su quinta edición



La Jineteteada y Bailanta llenó de atractivos el fin de semana larroquense, y se convirtió en el epicentro al que confluyeron visitantes de todo el sur y centro entrerriano y norte bonaerense, respondiendo a un encuentro que viene elevando la vara año tras año y en especial en la edición anterior, que contó con la actuación de la popular Sele Vera.
El listón que había quedado bien alto con la fenómeno musical rionegrino, ahora refrendó con dos figuras de la música rioplatense provenientes de Uruguay que a fuerza de talento y popularidad han cruzado el charco: Matias Valdez el viernes y Catherine Vergnes anoche, que elevó a la máxima expresión el perfil festivalero.
Quedan cientos de publicaciones en las redes sociales que reflejan la multitud congregada y el aspecto a estadio de fútbol repleto, rodeando el campo de jineteada, como quizá pocas veces o nunca se dio en nuestra ciudad.
Es que desafiando al intenso calor del fin de semana, miles de entrerrianos, cientos de bonaerenses y algunos cordobeses y santafecinos rumbearon para nuestra ciudad respondiendo a la convocatoria de Joaquín Rodriguez, que volvió a acertar en el programa artístico y en lo que sabe bien que le gusta a la paisanada, con la caballada y los jinetes que se lucieron en el desfile, en la carrera de riendas (clasificatoria para Saladillo). las tropillas entabladas y por supuesto, las jineteadas.
Ese item tuvo un cierre fantástico con Pereira, Trevisán y Calero, ovasionado hasta el delirio tras su monta especial en el Despedite de Sap, que pese a que a lo último lo llevaba casi en el aire, aguantó el corcovo hasta la campana y salió despedido para aterriza en el suelo, lo más elegante que pudo y como un resorte se puso de pie para celebrar con la hinchada que se rompía las manos en el reconocimiento a su ídolo gaucho.
Hay que remarcar también el impacto económico que el evento generó en varios emprendedores locales y los que vinieron de otras localidades y el beneficio que implicó a las instituciones larroquenses que se sumaron y a los prestadores de servicios, dentro y fuera del predio y al sector comercial de la ciudad, por el movimiento de gente durante los dos días.
En síntesis, después de dejar pasar la oportunidad de un evento tan prometedor como la Fiesta del Choclo, Larroque encontró en un emprendedor privado, el gestor de algo cada vez más importante que implica beneficios para toda la localidad y que la incorpora al calendario de fiestas regionales de buen nivel.